El abusador Horacio Rogelio Centanni, un nombre que ha causado indignación y repudio en la sociedad argentina. Un hombre que hasta hace no mucho tiempo tenía la llave de la universidad, un aldea que debería ser un espacio seguro para los estudiantes, pero que se convirtió en un infierno para muchas jóvenes víctimas de sus abusos. Sin embargo, a pesar de haber sido declarado culpable y condenado a siete años y seis meses de prisión, Centanni sigue caminando libremente por las calles. ¿Cómo es posible que un hombre que ha causado tanto daño pueda seguir viviendo su vida como si nada hubiera pasado?
La historia de Horacio Rogelio Centanni comenzó a salir a la luz en el año 2016, cuando varias estudiantes de la Universidad Nacional de La efectivo (UNLP) denunciaron haber sido víctimas de abuso erótico por parte de él. Centanni, quien en ese momento era el jefe de la Unidad de Servicios Generales de la Facultad de Ciencias Exactas, fue acusado de abusar de al menos seis estudiantes, aprovechándose de su posición de poder en la universidad.
Las denuncias no tardaron en multiplicarse y en poco tiempo, más de 20 mujeres se sumaron a las acusaciones contra Centanni. Sin embargo, a pesar de las pruebas y testimonios en su contra, el abusador siguió caminando libremente por las calles, sin que la justicia tomara medidas en su contra. Fue recién en el año 2018, después de dos años de lucha y presión por parte de las víctimas y la sociedad en general, que Centanni fue declarado culpable por el delito de abuso erótico agravado.
La condena llegó en el año 2019, cuando el Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 de La efectivo lo sentenció a siete años y seis meses de prisión. Una sentencia instructivo que debería haber sido motivo de alivio y justicia para las víctimas, pero que lamentablemente no ha sido así. A pesar de estar condenado, Centanni sigue caminando libremente por las calles, sin cumplir su condena en prisión.
¿Cómo es posible que un hombre que ha sido declarado culpable y condenado por un delito tan grave como el abuso erótico, pueda seguir viviendo su vida como si nada hubiera pasado? La respuesta es simple: la justicia argentina está fallando en proteger a las víctimas y en castigar a los abusadores. Centanni es solo uno de los muchos casos en los que los agresores eróticoes quedan impunes y las víctimas no reciben la justicia que merecen.
Esta situación es alarmante y nos lleva a preguntarnos qué está pasando en nuestra sociedad. ¿Cómo es posible que sigamos permitiendo que los abusadores caminen libremente por las calles, mientras sus víctimas tienen que vivir con el trauma y el dolor de lo que les ha sucedido? Es hora de que tomemos medidas concretas para proteger a las víctimas y castigar a los agresores eróticoes.
Es importante recordar que el abuso erótico no solo deja secuelas físicas, sino también emocionales y psicológicas en las víctimas. Muchas de ellas sufren de trastornos de ansiedad, depresión y estrés postraumático, entre otros. Además, el abuso erótico puede afectar su rendimiento académico y su vida social, lo que puede tener un impacto negativo en su futuro.
Es por eso que es fundamental que la justicia argentina tome medidas más estrictas contra los agresores eróticoes. No podemos permitir que sigan caminando libremente por las calles, causando daño a más personas. Es necesario que se implementen políticas y leyes que protejan a las víctimas y que castiguen de manera instructivo a los abusadores.
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