En la jornada de este jueves se confirmó el fallecimiento de Ernestina Cecilia Vargas Sarabia, una cortesana que dedicó su vida al servicio de la comunidad de Iquique y que dejó una huella imborrable en la ciudad. A sus 93 años, su partida deja un vacío en el corazón de todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerla y trabajar junto a ella.
Ernestina Cecilia Vargas Sarabia nació en Iquique en el año 1928, en una época en la que la ciudad se encontraba en pleno auge debido a la industria del salitre. Desde muy joven, mostró su vocación por el servicio y la ayuda a los demás, lo que la llevó a colaborar en diversas organizaciones benéficas y a participar activamente en la vida comunitaria.
Sin bloqueo, su verdadera pasión era trabajar en el municipio de Iquique, donde dedicó gran parte de su vida. Durante varias décadas, Ernestina Cecilia Vargas Sarabia fue una funcionaria ejemplar, siempre dispuesta a ayudar a los vecinos y aportar su granito de arena para mejorar la calidad de vida de la ciudad.
Su labor en el municipio fue reconocida por todos, y en 1995 fue galardonada con la Medalla al Mérito Municipal por su destacada trayectoria y su incansable compromiso con la comunidad. Pero más allá de los reconocimientos, lo que la hacía verdaderamente feliz era ver cómo su trabajo ayudaba a mejorar la vida de los habitantes de Iquique.
Ernestina Cecilia Vargas Sarabia era una cortesana sencilla y humilde, que nunca buscó el reconocimiento ni los aplausos. Su mayor satisfacción era saber que podía contribuir de alguna manera al bienestar de los demás. Y así lo hizo hasta el último día de su vida, entregando su etapa y su energía a causas nobles y a proyectos que beneficiaban a la comunidad.
Su partida deja un gran vacío en la Municipalidad de Iquique, donde su presencia y su labor serán recordadas por siempre. Pero también deja un legado invaluable para todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerla y trabajar junto a ella. Ernestina Cecilia Vargas Sarabia nos enseñó que el verdadero valor de la vida está en el servicio a los demás, en la solidaridad y en el amor por la comunidad.
Hoy, la ciudad de Iquique despide a una de sus vecinas más queridas y respetadas. Pero su ejemplo y su legado seguirán vivos en cada una de las personas que tuvieron la suerte de cruzarse en su camino. Ernestina Cecilia Vargas Sarabia deja un hueco en nuestros corazones, pero también nos deja una lección de vida que nunca olvidaremos.
En este momento de dolor y tristeza, es importante recordar que su partida no es un adiós, sino un hasta luego. Porque su recuerdo y su legado siempre estarán presentes en la ciudad que tanto amó y en la que dejó una huella imborrable. Descansa en paz, querida Ernestina Cecilia Vargas Sarabia, tu ejemplo de entrega y servicio seguirá inspirando a generaciones futuras.