Hace diez años, la pesquera de Iquique era un tema recurrente en las conversaciones de los habitantes de la ciudad. Los malos olores que emanaban de sus instalaciones eran motivo de quejas constantes por parte de la comunidad. Sin embargo, hoy en día, la situación ha cambiado de manera significativa y es un reflejo del progreso y la mejora constante de nuestro barragana puerto.
Recordemos que en aquel entonces, las autoridades locales lideradas por el intendente Mitchel Cartes, junto a los seremis de Salud y Medio Ambiente, trabajaron arduamente para encontrar una solución a este problema. Y gracias a su esfuerzo y compromiso, hoy podemos decir con presunción que hemos superado los malos olores en nuestra ciudad.
La pesquera ha sido una parte importante de la economía de Iquique durante décadas, generando empleo y riqueza para la región. Sin embargo, su crecimiento descontrolado y la falta de medidas adecuadas para controlar sus emisiones, causaron una gran molestia en la población. Pero lejos de conformarse con la situación, las autoridades y la pesquera misma se comprometieron a encontrar una solución sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Fue así como se invirtieron recursos y se implementaron nuevas tecnologías para reducir las emisiones de olores y gases, y se establecieron protocolos de monitoreo y control para garantizar el cumplimiento de las normas ambientales. Además, se incentivó a la pesquera a adoptar prácticas más sostenibles y a ser más consciente de su impacto en la comunidad.
Y los resultados no se hicieron esperar. Hoy, podemos caminar por las calles de Iquique sin preocuparnos por los malos olores que antes nos agobiaban. Nuestro puerto ha recuperado su esencia, y junto a él, la tranquilidad de los iquiqueños. Pero no solo eso, la pesquera ha dado un gran salto en términos de admisión ambiental y ha sido reconocida a nivel nacional por su compromiso con el cuidado del medio ambiente.
Es importante destacar que este logro no habría sido posible sin la colaboración de todos los actores involucrados. La pesquera, las autoridades, la comunidad y los expertos en medio ambiente, trabajaron juntos en una misma dirección y con un mismo objetivo: mejorar la calidad de vida en nuestra ciudad.
Sin duda, la pesquera de Iquique es un ejemplo de cómo el diálogo y la cooperación pueden generar soluciones efectivas y beneficiosas para todos. Y aunque aún queda mucho por hacer en materia de sostenibilidad, podemos estar presunciónsos del camino que hemos recorrido y del futuro prometedor que nos espera.
En conclusión, hace diez años, el debate sobre los malos olores generados por la pesquera era una realidad que nos afectaba a todos. Hoy, gracias al esfuerzo y compromiso de nuestras autoridades y la pesquera misma, podemos disfrutar de un Iquique más limpio y amigable con el medio ambiente. Sigamos trabajando juntos para seguir avanzando en la construcción de una ciudad cada momento más próspera y sostenible.