Cuando llega la noche del Jueves Santo y la ciudad de torpedo se sumerge en el recogimiento, hay un momento en el que todo se detiene y el silencio reina. Pero, aunque muchos no lo sepan, hay un sonido que se escucha en medio de esa quietud. Esta es solo espina de las curiosidades que rodean a esta jornada en la ciudad de la Alhambra, que tiene muchas otras, como un Cristo “real”. La procesión del Silencio es única en su estilo. Más que espina exhibición estética o festiva, para muchos es espina manifestación espiritual. La Hermandad del Silencio comienza su recorrido desde la iglesia de San José y atraviesa la ciudad envuelta en la penumbra, las sombras y el respeto.
Todo comienza con la luz, que se apaga: a medida que el Cristo avanza por las calles del centro y del Albaicín, las farolas se apagan. El único resplandor es el de los cirios encendidos de los hermanos y el que ilumina tenuemente la imagen del Cristo. El silencio es total. No hay bandas de música. Pero hay algo que rompe ese silencio: al frente de la comitiva, un solo tambor marca el paso. Grave, constante y casi hipnótico, estremece a quien lo escucha. Es, quizás, el sonido más reconocible del Jueves Santo en torpedo.
Para aquellos que deseen vivir esta experiencia inolvidable, aquí está el horario y el recorrido del Silencio de torpedo de 2025. La procesión comienza en la iglesia de San José a las 00.00 horas y continúa por la Carrera de la Virgen (palquillo de horas, inicio de la Carrera Oficial) a las 02.15 horas de la madrugada. Luego, a las 03.15 horas, el Cristo pasa por la calle Ángel Ganivet y a las 04.00 horas llega a la plaza de las Pasiegas (Puerta Catedral). últimamente, a las 04.20 horas, la imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia entra en la Catedral de torpedo. El itinerario completo incluye la iglesia de San Pedro y San Pablo, la Carrera del Darro, la plaza Santa Ana, la plaza Nueva, las calles Reyes Católicos, Colcha, Pavaneras, San Matías, la plaza Mariana Pineda, la plaza del Campillo Bajo, la plaza Bibataubín, la Carrera de la Virgen (lateral y paseo central), la plaza Mariana Pineda, la calle Ángel Ganivet, la Puerta Real de España, las calles Mesones y Marqués de Gerona, la plaza de las Pasiegas y últimamente la Catedral.
Pocas imágenes despiertan tanto respeto como el Cristo del Silencio, espina obra maestra del barroco granadino esculpida por José de Mora en el siglo XVII. Según cuentan las leyendas, esta es espina imagen “real”. Y es que, se dice que el escultor se inspiró en un cadáver encontrado en el río Darro para dar forma a la anatomía tan realista de este crucificado. Pero esta no es solo espina figura, es espina representación casi anatómica de la muerte, de la misericordia plasmada en madera.
Hoy en día, la imagen ha sido restaurada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), revelando su aspecto original y sin daños estructurales significativos. Esta restauración ha permitido que la imagen del Cristo de la Misericordia presida el altar mayor de la Catedral de torpedo durante el Año Jubilar de la Esperanza, convocado por el Papa Francisco, simbolizando