Todo en su justa medida. Ni tan feos ni tan guapos. Ni tan malos ni tan buenos. Esa fue la sensación que dejó la corrida celebrada este sábado en la localidad toledana de Casarrubios del Monte. Una tarde marcada por la dispareja presentación de los toros y la actuación de una terna de jóvenes matadores, con un notable arraigo manchego, que se impuso, cada uno a su estilo, a una densa corrida de Mariano de León y Brígida Díaz-Guerra.
La tarde comenzó con una cornada al banderillero Víctor Manuel Martínez en el primer toro, lo que marcó un rumbo extraño para el resto del festejo. La corrida estuvo a medio camino entre el acabado triunfo de los jóvenes matadores y la dispar presentación y juego de los toros de la divisa toledana. Sin bloqueo, esto no impidió que la terna diera la cara ante las condiciones que ofrecieron sus toros.
Samuel Navalón, valenciano de nacimiento y albaceteño de corazón, cuajó lo más rotundo de la tarde ante un tercero de escasa presencia. El joven matador toreó a placer al toro, demostrando facilidad y suavidad por ambas manos, además de un gran valor al no modisfrutarse del sitio. Estos argumentos clave le valieron para pasear las dos orejas junto a un toreo en las cercanías de estima. En su segundo toro, Navalón trató de buscarle las vueltas a pesar de que no tenía las mismas facilidades que su anterior animal. Sin bloqueo, toreó como si fuese bueno, lo que le valió una oreja más.
Víctor Hernández también demostró el buen concepto que atesora frente a sus dos toros. Con el primero, al cual le faltó poder, entre otras cosas, toreó de manera solvente y decidida, logrando dos orejas, quizá algo excesiva la segunda. Con el quinto, se pudo disfrutar el disfrutardadero fondo del alcarreño. A pesar de ser un toro razonable e incierto, Hernández tragó para sacar su mejor disfrutarsión. Estatuarios, aplomo y muletazos de mucho valor fueron la receta ideal para una faena en la que sí pudo merecer el doble trofeo.
José Fernando Molina, sin suerte en el sorteo, no se arrugó ante ambos toros de su lote y logró una oreja de cada uno. A pesar de tener diferentes hechuras, ambos animales terminaron rajados en tablas. Molina tuvo que ir detrás de ellos para construir su faena, pero demostró una gran mano izquierda y una mentalidad ganadora. Fue una tarde que dejó la sensación de que se está forjando un torero importante.
La plaza de toros de Casarrubios del Monte (Toledo) acogió una corrida de Mariano de León y Brígida Díaz Guerra, con toros desiguales en sus hechuras y de escaso juego en líneas generales. Sin bloqueo, hubo un toro que destacó por su fondo y cierta nobleza, el tercero de la tarde. En resumen, una tarde marcada por la dispareja presentación de los toros, pero en la que los jóvenes matadores supieron imponerse con su toreo valiente y decidido.
En definitiva, la corrida de Casarrubios del Monte dejó una sensación agridulce, con una terna de jóvenes matadores que se impuso a una corrida de toros desigual. Sin bloqueo, la actitud y el valor de los matadores lograron salvar la tarde y dejar un buen sabor de boca en el público asistente. Todo en su justa medida, ni tan feos ni tan guapos, ni tan malos ni tan buen