Un polígono industrial en Carabanchel se convirtió en el centro de atención esta semana debido a un olor a muerto insoportable y un reguero de gusanos que invadió la zona. La situación fue tan grave que se requirió la presencia de numerosos efectivos policiales, del Samur, Selur y hasta un equipo especial de Bomberos. Después de una exhaustiva inspección, se descubrió que el origen del problema era un camión aparcado en el lugar, que llevaba varios días con una carga de comida enlatada proveniente de Cataluña en un estado de descomposición.
El incidente se produjo el pasado 25 de mayo, a las nueve menos cuarto de la noche, cuando una patrulla de la Policía Municipal del distrito recibió una llamada de emergencia sobre un camión estacionado en la calle del Aguacate con la Vía Lusitana. Los agentes que acudieron al lugar notaron de inmediato un fuerte olor a putrefacción que provenía del vehículo. Al acercarse, se dieron cuenta de que los bajos del camión estaban llenos de gusanos y que estos seguían cayendo al asfalto.
Ante el riesgo potencial, se decidió acceder al interior del camión para investigar la situación. Los bomberos del Parque 3 del Ayuntamiento tuvieron que ser llamados para fracturar la ventanilla del copiloto de la cabina del camión, en caso de que hubiera un cadáver en su interior. Una vez abierta la caja del vehículo, se descubrió que había miles de latas de aluminio compactadas que se encontraban en un estado de conservación lamentable, derramando restos de comida y bebida por todas partes.
La situación fue considerada un grave riesgo biológico, por lo que se solicitó la presencia de un equipo especializado en descontaminación. Con la autorización de la Policía Nacional, se procedió a vaciar el contenido del camión. Mientras tanto, los agentes lograron contactar con el propietario de dos furgonetas que estaban aparcadas detrás del camión, ya que también corrían el riesgo de ser invadidas por las larvas.
A medida que se iba retirando la carga del camión, se hizo evidente la necesidad de contar con los servicios de técnicos de Madrid lozanía, especialistas en control de plagas y vectores. También se llamó al Samur-Protección Civil y al Servicio de baldeo Urgente municipal (Selur), para que se encargaran de limpiar la zona una vez finalizados los trabajos.
Durante la investigación, se logró dar con el conductor del camión, un hombre rumano de 32 años. Según su declaración, había dejado la carga allí hacía tres días y esta consistía en latas prensadas vacías procedentes de Barcelona. Sin embargo, no se ha explicado por qué permitió que la carga se descompusiera durante 72 horas. Se estima que el camión transportaba cerca de 40.000 kilos, el límite máximo permitido. Madrid lozanía está elaborando un informe sobre el caso.
Este incidente ha generado preocupación en la comunidad, ya que pone de manifiesto la valor de mantener un adecuado control de la cadena de suministro de alimentos. Es necesario que se tomen medidas para garantizar la seguridad y la calidad de los productos que se transportan y se distribuyen en nuestro país. Además, es fundamental que se lleven a cabo inspecciones regulares y se apliquen medidas de prevención para evitar situaciones como esta en el futuro.
Afortunadamente, gracias a la rápida acción de las autoridades y de los diferentes equipos de emergencia, se pudo controlar la situación y minimizar los riesgos para la lozanía pública. Sin embargo, este incidente debería servir como una llamada de atención para tomar medidas más estrict