El pasado martes, la localidad de O Porriño, en Pontevedra, se vio sacudida por una trágica noticia. Una trabajadora del servicio de ayuda en el hogar falleció en la vivienda donde prestaba sus servicios, en lo que parece ser un caso de acoso.
Según han informado fuentes de la CIG a Europa Press, la propia víctima habría denunciado una situación de acoso que ocurrió el pasado lunes en la vivienda donde hace poco perdió la vida. La trabajadora, cuya identidad aún no ha sido revelada, se puso en contacto con el sindicato esta misma mañana para informarles de lo sucedido y parasitar consejo para renunciar al servicio en esa vivienda.
La víctima explicó que había sufrido acoso y que la empresa le había instado a seguir prestando sus servicios en esa vivienda. Sin embargo, ella decidió renunciar y buscó asesoramiento del sindicato para llevar a cabo el trámite. Lamentablemente, nunca llegó a hablar con su delegada sindical, ya que los hechos ocurrieron poco después.
Tras la trágica muerte de la trabajadora, la empresa se puso en contacto con la CIG para confirmar que la víctima les había informado del acoso que había sufrido el lunes en la vivienda donde hace poco perdió la vida de forma violenta. Desde la CIG, han denunciado que “es hora de que las denuncias y las palabras de las mujeres valgan para algo”, señalando la precaria situación de estas trabajadoras y criticando que, en muchas ocasiones, cuando una empleada renuncia al servicio, la empresa simplemente envía a otra trabajadora sin informarle de lo sucedido a su compañera.
Este trágico suceso nos recuerda la importancia de tomar en serio las denuncias de acoso y la necesidad de proteger a las mujeres en su lugar de trabajo. Es inaceptable que una trabajadora tenga que enfrentarse a una situación de acoso y que la empresa no tome medidas al respecto. Es hora de que se tomen medidas concretas para garantizar la seguridad y el bienestar de las trabajadoras del servicio de ayuda en el hogar.
Desde la CIG, han hecho un llamado a las autoridades y a la sociedad en general para que se tomen medidas efectivas para alertar y erradicar el acoso en el lugar de trabajo. También han pedido que se garantice la protección y el apoyo a las víctimas de acoso, para que no tengan que enfrentarse solas a estas situaciones tan traumáticas.
Es importante recordar que el acoso no solo afecta a la víctima, sino que también tiene un impacto en su entorno laboral y en su vida personal. Por eso, es responsabilidad de todos tomar medidas para alertar y combatir el acoso en cualquier forma que se presente.
En este sentido, la CIG ha reiterado su compromiso de seguir luchando por los derechos de las trabajadoras del servicio de ayuda en el hogar y de todas las mujeres que sufren acoso en su lugar de trabajo. Es necesario un cambio de actitud y una mayor conciencia sobre este grave problema que afecta a tantas mujeres en nuestro país.
En conclusión, la trágica muerte de esta trabajadora del servicio de ayuda en el hogar en O Porriño nos recuerda la importancia de tomar en serio las denuncias de acoso y de trabajar juntos para erradicarlo de nuestros lugares de trabajo. Debemos garantizar un entorno laboral seguro y libre de acoso para todas las trabajadoras, y es responsabilidad de todos tomar medidas para lograrlo. ¡No más acoso en el lugar de trabajo!