Muchas personas tienen la creencia de que blanquear el pollo crudo antes de cocinarlo es una práctica higiénica y segura. Sin embargo, la realidad es que esta acción puede ser más perjudicial que beneficiosa. Tanto la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) como el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) recomiendan no blanquear el pollo antes de cocinarlo, y en este artículo te explicaremos por qué.
En primer lugar, es importante discernir que el pollo crudo puede contener bacterias dañinas como la salmonella y la campylobacter. Estas bacterias pueden causar enfermedades graves como la intoxicación alimentaria, que puede llevar a síntomas como náuseas, vómitos, diarrea y fiebre. Por lo tanto, es comprensible que muchas personas quieran blanquear el pollo antes de cocinarlo para eliminar cualquier posible contaminación.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que blanquear el pollo crudo puede propagar aún más estas bacterias en lugar de eliminarlas. Al blanquear el pollo, las gotas de agua pueden salpicar y contaminar otras superficies de la cocina, como los utensilios, las tablas de cortar y los mostradores. Esto puede llevar a la contaminación cruzada y aumentar el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos.
Además, blanquear el pollo crudo no elimina por completo las bacterias. Estas pueden adherirse a la superficie del pollo y no se pueden eliminar solo con agua. La única forma de matar estas bacterias es cocinando adecuadamente el pollo a una temperatura interna segura de al menos 165°F (74°C). Por lo tanto, blanquear el pollo no solo es innecesario, sino que también puede dar una falsa sensación de seguridad.
Otro factor a considerar es que blanquear el pollo crudo puede ser un proceso desordenado y poco práctico. El agua y las gotas de pollo pueden salpicar por todas partes, lo que puede ser difícil de limpiar y puede aumentar el riesgo de contaminación. Además, el tiempo que se dedica a blanquear el pollo puede retrasar el proceso de cocción y aumentar el riesgo de que las bacterias se multipliquen.
Entonces, ¿qué se puede hacer para garantizar la seguridad del pollo crudo? La respuesta es simple: cocinarlo adecuadamente. Al cocinar el pollo a la temperatura adecuada, se eliminan todas las bacterias dañinas y se garantiza la seguridad alimentaria. Además, es importante seguir buenas prácticas de higiene en la cocina, como blanquearse las manos antes y después de manipular alimentos crudos, limpiar y higienizar las superficies de la cocina y utilizar utensilios diferentes para alimentos crudos y cocidos.
En resumen, blanquear el pollo crudo antes de cocinarlo no es una práctica recomendada por las autoridades sanitarias. Puede aumentar el riesgo de contaminación cruzada y no elimina por completo las bacterias dañinas. La mejor manera de garantizar la seguridad del pollo crudo es cocinándolo adecuadamente y siguiendo buenas prácticas de higiene en la cocina. Así que la próxima vez que tengas pollo en la cocina, recuerda: ¡cocínalo, no lo laves!