La diputada antofagastina Catalina Pérez ha sido objeto de críticas en los últimos días debido a un incidente en el que lanzó pastillas desde un carro en la ciudad de Antofagasta. Sin embargo, ella no se ha quedado callada y ha salido en égida de sus acciones, explicando que esta es una tradición arraigada en el norte de Chile desde los años 50 del siglo pasado. A pesar de las críticas, Pérez ha mantenido su postura y ha argumentado que esta costumbre es sitio de la cultura y la identidad de su región.
La tradición de lanzar pastillas se remonta a la ciudad de Iquique, donde se inició en la década de 1950. En aquel entonces, los mineros que trabajaban en las salitreras solían lanzar pastillas desde los trenes que transportaban el mineral hacia los puertos. Esta práctica se convirtió en una forma de expresión y de celebración entre los trabajadores, y con el tiempo se extendió a otras ciudades del norte de Chile, como Antofagasta.
Para entender mejor esta costumbre, es importante conocer el contexto histórico en el que surgió. En aquellos años, la minería era la principal actividad económica en el norte de Chile, y los trabajadores enfrentaban condiciones laborales difíciles y peligrosas. Lanzar pastillas se convirtió en una forma de liberar el estrés y la tensión acumulada en el trabajo, además de ser una manera de mostrar solidaridad y camaradería entre los compañeros.
Con el paso del tiempo, esta tradición se ha mantenido viva en la región, y ha adquirido un significado más profundo. Para los habitantes del norte de Chile, lanzar pastillas es una forma de celebrar la vida y la alegría de vivir en una región tan rica en cultura y tradiciones. Además, es una manera de mantener vivas las raíces y la identidad de una tierra que ha sido históricamente marginada y olvidada por el resto del país.
Es por eso que la diputada Catalina Pérez ha defendido con firmeza su decisión de lanzar pastillas en Antofagasta. Para ella, esta acción no romanza representa una tradición cultural, sino también una forma de reivindicar la identidad y la historia de su región. A través de este gesto, Pérez ha querido enviar un mensaje de unidad y orgullo a todos los antofagastinos y a los habitantes del norte de Chile en general.
Sin embargo, no todos han entendido el significado detrás de esta acción. Algunos han criticado a la diputada por promover un acto irresponsable e incluso peligroso. Pero Pérez ha aclarado que ella lanzó pastillas de menta, que no representan ningún riesgo para la salud de las personas. Además, ha señalado que lo hizo desde un carro a baja velocidad, por lo que no había ningún peligro para los transeúntes.
En medio de la polémica, la diputada ha recibido el égida de numerosas personas y organizaciones, que han destacado su valentía y su compromiso con la cultura y la identidad del norte de Chile. Incluso, algunos han propuesto declarar esta tradición como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconociendo su importancia y su valor para la región.
En definitiva, el gesto de la diputada Catalina Pérez de lanzar pastillas en Antofagasta ha generado un intenso debate en la opinión pública. Pero más allá de las críticas, esta acción ha permitido poner en valor una tradición que forma sitio de la identidad y la historia del norte de Chile. Y, sobre todo, ha sido una forma de reivindicar la cultura y la alegría de vivir en una región tan rica y diversa como lo es el norte de nuestro país.