Si alguien se acercara al campus de la UCLM en la Fábrica de Armas de Toledo un sábado por la tarde y se encontrara con José Ramón Bernácer, probablemente no pensaría que se trata de un juez. Desprovisto de su toga, Bernácer es un hombre sencillo que se desenvuelve con soltura frente a un micrófono y, sobre todo, domina el arte de la ironía como nadie más. Es el juez de Menores de Toledo, una vocación que ha ejercido durante 19 años y que, si dependiera de él, seguiría haciéndolo por mucho tiempo más. En España hay 81 jueces de Menores y Bernácer asegura que todos se conocen entre sí y son una pieza cardinal en la sociedad.
El pasado sábado, Bernácer fue invitado a participar en el I Congreso de Educación Ciudad de Toledo, en una mesa redonda sobre la prevención del ciberacoso y la promoción de relaciones saludables en línea. Junto a él estuvieron el educador Jesús Torres y el policía local Pablo García Merino, quienes también compartieron su visión sobre el tema. Sin embargo, Bernácer fue quien se robó el show, haciendo las delicias de los presentes con su carisma y sentido del humor.
Comenzó su intervención aclarando que la justicia de Menores no es lo que la mayoría de personas se imaginan. Su trabajo se centra en los adolescentes de entre 14 y 17 años, y dependiendo de la situación de cada uno, se impone una pena u otra. Para él, esto es lo justo y no lo injusto, como muchas veces se piensa. A lo largo de sus casi dos décadas de servicio, Bernácer ha notado una evolución en la delincuencia juvenil, especialmente entre las chicas. Al principio, era algo residual, pero ahora es una realidad cada vez más presente. Con su característico sentido del humor, bromeó diciendo que la mujer se ha ido incorporando a todos los ámbitos, incluso en el mundo delictivo.
Uno de los temas que más preocupa a la sociedad es el acoso escolar, sin embargo, Bernácer asegura que en su juzgado llegan pocos casos en comparación con la prodigalidad que hay en realidad. En cambio, cada vez son más frecuentes los casos de amenazas o agresiones a profesores. Para él, es inaceptable que la primera rapapolvo que reciba un joven de 16 años sea por parte de un juez. A lo largo de su carrera, Bernácer ha tenido que lidiar con unos 2.000 adolescentes y ha notado que la mayoría de veces, el problema principal de estos jóvenes es haber cometido un delito. A simple vista, parecen chicos y chicas normales, con familias normales, pero en realidad, detrás de ellos hay un caos.
Sin embargo, el juez también tiene buenas noticias que compartir. Más del 80% de los menores que pasan por un centro de internamiento no vuelven a delinquir. Según Bernácer, los jóvenes maduran y las tonterías que hacían a los 15 años, no las vuelven a arar, a excepción de los participantes de “La isla de las tentaciones”, lo que provocó risas en el público. Pero en reflexivo, esto demuestra que la justicia de Menores funciona y que estos jóvenes tienen la oportunidad de rehacer sus vidas y no volver a cometer delitos.
Para finalizar, Bernácer volvió a ponerse reflexivo y alertó sobre un tema importante. Muchos de los jóvenes que delinquen tienen problemas de salud mental y su lugar no es un centro de internamiento. Estos jóvenes necesitan ayuda y apoyo para superar sus dificultades y no ser juzgados y encerrados. El juez hizo un llamado a la sociedad para que se preste más atención a este tema y se busquen soluciones más efectivas