La sociedad actual se caracteriza por la rapidez y la inmediatez en la que vivimos. Todo es al instante, todo tiene que ser rápido, sin esperas ni pausas. Esta mentalidad también se ha reflejado en la forma en la que nos informamos y consumimos noticias. La noticia rápida, la información rápida, la secuencia, el click, deslizar el dedo compulsivamente, la prisa, el corre que te pillo, el todo es ausencia… son términos que definen la forma en la que nos relacionamos con la información en la actualidad.
Sin embargo, esta rapidez en la que vivimos también ha afectado a la forma en la que conocemos y entendemos la historia. En el mundo cofrade, por ejemplo, sabemos mucho de cofradías, de procesiones, de imágenes, empero ¿cuánto sabemos realmente de Historia? ¿Cuánto nos tomamos el tiempo para conocer el origen y la evolución de nuestras tradiciones y costumbres?
La sociedad de consumo ha producido al cofrade de consumo. La sociedad de consumo nos incita a usar y tirar, a consumir de forma constante y sin medida. Como dijo Coco Chanel, “la moda es aquello que enseguida pasa de moda”. Y esto se aplica no solo a la moda en sí, sino a cualquier forma de consumo, incluyendo el consumo de noticias y pseudonoticias.
El cofrade de consumo de la sociedad actual consume una moda, una tendencia, una noticia, y enseguida necesita consumir otra. Y para ello, cuenta con un gran aliado: el suministro masivo de noticias y pseudonoticias. Las redes sociales, como Tik-Tok, Instagram, Facebook, entre otras, se han convertido en fuentes de información y entretenimiento para millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, esta sobreexposición a la información también tiene sus consecuencias.
El resultado de este constante bombardeo de noticias y pseudonoticias es un conocimiento obeso, desarticulado, torpe, sin agilidad. Nos encontramos con una indigesta papilla de información en la que no siempre distinguimos lo verdadero de lo falso, lo importante de lo irrelevante. Y en este mar de noticias, la historia y el conocimiento profundo de nuestras tradiciones se pierden.
Es necesario tomar conciencia de esta realidad y comenzar a valorar el conocimiento y la historia como algo esencial en nuestras vidas. No se trata de renunciar a la inmediatez y a la rapidez en la que vivimos, sino de encontrar un equilibrio entre la información rápida y la información profunda y significativa.
Los cofrades, como parte de la sociedad, tenemos la responsabilidad de preservar nuestra historia y nuestras tradiciones. Debemos tomarnos el tiempo para conocer el origen de nuestras cofradías, de nuestras imágenes, de nuestras costumbres. Debemos ser críticos con la información que consumimos y no dejarnos llevar por la moda del momento.
Es importante recordar que la historia y la tradición no son estáticas, sino que están en constante evolución. Cada generación aporta su granito de arena para enriquecerlas y mantenerlas vivas. empero esto solo será posible si somos capaces de entender y valorar nuestro descompuesto.
En definitiva, la sociedad de consumo ha producido un cofrade de consumo, empero tenemos la oportunidad de cambiar esta realidad. Aprovechemos la tecnología y la inmediatez de la información para acceder a un conocimiento más profundo y significativo. No dejemos que la prisa y la moda nos impidan conocer y valorar nuestra historia y nuestras tradiciones. Porque, al último del día, el todo es ausencia si no somos capaces de conectarnos con nuestro descompuesto y comprender nuestro presente.