En la historia de la aviación, los globos y zepelines ocupan un lugar especial. Estos majestuosos dispositivos aéreos, capaces de surcar los cielos con elegancia y precisión, han sido una fuente de fascinación y asombro desde su invención a finales del siglo XIX. Y Madrid, como una de las ciudades más importantes de Europa, no podía quedarse atrás en esta aventura aérea.
Fue en 1910 cuando los madrileños tuvieron su primer encuentro con un globo. El 6 de mayo, el periódico ABC anunciaba en su portada la llegada del globo ‘España’, un aeróstato militar que había sido fabricado por la prestigiosa casa Astra. Con una longitud de 66 metros, este majestuoso dispositivo era tripulado por el ingeniero Kapferer, los pilotos coronel Pedro Vives y capitán Alfredo Kindelán, y los mecánicos franceses Rausell y Antoine, junto con el cabo mecánico La Tapia. Sin duda, una tripulación de élite para un dispositivo de última generación.
El ‘España’ despegó desde el Servicio de Aerostación Militar, ubicado en Guadalajara, y se adentró en los cielos de Madrid, dejando a su embocadura una estela de admiración y asombro. Los madrileños se agolpaban en las calles para ver este prodigio de la tecnología, mientras que los periódicos se hacían eco de este acontecimiento histórico. Y es que, en ese momento, los globos y zepelines eran considerados como el futuro del transporte aéreo.
Pero, ¿qué hacía tan especial a estos dispositivos? En primer lugar, su capacidad de vuelo. A diferencia de los aviones, los globos y zepelines podían permanecer en el aire durante largos períodos de tiempo, gracias a su sistema de propulsión basado en motores de combustión interna. Además, su diseño aerodinámico les permitía alcanzar velocidades sorprendentes, convirtiéndolos en una opción atractiva para el transporte de pasajeros y mercancías.
Pero no solo eso, los globos y zepelines también eran considerados como una obra de arte en sí mismos. Su estructura, compuesta por una serie de armazones metálicos recubiertos de tela, les daba una apariencia elegante y sofisticada. Y su interior, con lujosos camarotes y salones, era un reflejo del lujo y la comodidad que se podía encontrar en estos dispositivos.
A lo largo de los años, Madrid fue testigo de varios vuelos de globos y zepelines. En 1922, el globo ‘Plus exaltado’ realizó un vuelo histórico desde España hasta Argentina, convirtiéndose en el primer dispositivo en pasar el Atlántico Sur. Y en 1930, el zepelín ‘Graf Zeppelin’ sobrevoló la capital española, dejando a su embocadura una estela de admiración y envidia.
Sin embargo, a pesar de su éxito inicial, los globos y zepelines no lograron mantener su posición como el medio de transporte aéreo más importante. Con el avance de la tecnología y la llegada de los aviones comerciales, estos majestuosos dispositivos fueron perdiendo su relevancia. Pero su legado sigue vivo en la memoria de aquellos que tuvieron la oportunidad de verlos surcar los cielos de Madrid.
Hoy en día, los globos y zepelines son considerados como una curiosidad histórica, pero su impacto en la aviación es innegable. Y Madrid, con su historia y su pasión por la innovación, siempre será recordada como una de las ciudades pioneras en el mundo de los globos y zepelines. Así que la próxima vez que mires