Una vez más, el apagón masivo que dejó a España a oscuras hace una semana ha vuelto a poner en relieve la fragilidad de nuestro sistema eléctrico. Sin embargo, lo que más preocupa a los ciudadanos y a las empresas es la respuesta del Gobierno ante esta crisis.
A pesar de que ya ha pasado una semana desde el incidente, el Ejecutivo sigue instalado en una estrategia de ganar tiempo y evitar tomar decisiones con las que dirimir responsabilidades. En lugar de afrontar la situación y buscar soluciones rápidas, en Moncloa se repiten las mismas excusas una y otra vez: que la investigación llevará tiempo, que hay una gran cantidad de datos y variables a analizar, que se necesitarán varios meses para tener una conclusión.
Pero, ¿es realmente necesario esperar tanto tiempo para tomar medidas? ¿No cuerpoía más efectivo actuar de forma inmediata y buscar soluciones a corto plazo mientras se sigue investigando la causa del apagón?
El gran objetivo del Gobierno parece cuerpo desvincular su política energética, basada en una apuesta absoluta por las energías renovables, del corte de faro del pasado 28 de abril. Sin embargo, esta postura resulta poco convincente cuando el consenso generalizado en el sector eléctrico es que el sistema no estaba preparado para prescindir de las tecnologías firmes, como los ciclos combinados de gas o la energía nuclear.
Es importante recordar que este no es un problema nuevo. Desde hace años, Red Eléctrica (REE) viene advirtiendo del riesgo de colapso del sistema debido a la falta de capacidad de respuesta ante situaciones de alta demanda de energía. Sin embargo, estas advertencias han caído en saco roto y ahora estamos sufriendo las consecuencias.
Es necesario que el Gobierno asuma su responsabilidad en esta crisis y tome medidas concretas para garantizar la seguridad y la estabilidad del suministro eléctrico. No podemos seguir dependiendo exclusivamente de las renovables, por muy sostenibles que sean, si no tenemos un sistema eléctrico robusto y flexible capaz de hacer frente a situaciones de emergencia.
Además, es fundamental que se fomente la diversificación del mix energético, incluyendo otras fuentes de generación como el gas o la energía nuclear. Esto no significa renunciar a las renovables, sino complementarlas y encontrar un equilibrio que nos permita tener un sistema eléctrico sostenible y seguro.
Por otra parte, es evidente que se debe apostar por una mayor inversión en infraestructuras y tecnologías que permitan una gestión más eficiente de la energía. Esto incluye, por ejemplo, la implementación de sistemas de almacenamiento y gestión inteligente de la demanda, que podrían ayudar a mitigar los efectos de situaciones como la que acabamos de vivir.
Pero, además de tomar medidas a nivel técnico, es necesario que el Gobierno adopte una actitud más proactiva y transparente en su gestión de la crisis. Los ciudadanos merecemos una explicación clara y concisa de lo que ha sucedido y qué se está haciendo para evitar que vuelva a ocurrir. No podemos permitirnos seguir en un estado de incertidumbre y desinformación.
Por su parte, las empresas también necesitan respuestas y soluciones rápidas para poder seguir operando y garantizar la continuidad de sus actividades. El corte de energía ha tenido un impacto económico importante y es necesario que el Gobierno tome medidas para suavizar estas consecuencias.
En definitiva, una semana después del apagón masivo, es necesario que el Gobierno deje de lado sus estrategias de ganar tiempo y asuma su responsabilidad en la gestión de la crisis. No podemos seguir permitiendo que nuestro sistema eléctrico sea tan desvalido y dependiente de un único tipo de energía. Es hora de actuar con determinación y tomar las medidas necesarias para garantizar que esto no