La Música es una de las formas más poderosas de expresión humana. A través de ella, podemos transmitir emociones, contar historias y conectar con los demás de una manera única. Para muchos, la Música es una compañera inseparable en su día a día, y para otros, es una fuente de inspiración y motivación. En mi caso, puedo decir que la Música ha sido una constante en mi vida, y gracias a ella he vivido experiencias inolvidables.
Desde muy pequeña, la Música ha estado presente en mi hogar. Mi madre siempre ponía Música mientras hacía las tareas del hogar, y mi padre tocaba la guitarra en las reuniones familiares. Recuerdo que desde muy temprana edad, me sentía atraída por los sonidos y las melodías, y siempre pedía a mis padres que me compraran instrumentos musicales para poder tocar junto a ellos.
Fue en la escuela donde tuve mi primera experiencia formal con la Música. A los 8 años, decidí unirme al coro de la escuela y fue ahí donde descubrí mi pasión por el canto. A partir de ese momento, la Música se convirtió en mi refugio, en mi forma de expresarme y en mi mayor alegría. Cada ensayo y cada presentación eran una oportunidad para aprender y crecer, y siempre me sentía emocionada y agradecida por poder formar parte de algo tan hermoso.
Con el paso de los años, mi amor por la Música se fue fortaleciendo. Aprendí a tocar varios instrumentos, como el piano y la guitarra, y también comencé a escribir mis propias canciones. La Música se convirtió en mi forma de desahogarme, de expresar mis sentimientos y de conectarme conmigo misma. Y aunque a veces me sentía insegura, siempre encontraba en la Música la fuerza y la confianza que necesitaba.
Pero sin duda, una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido gracias a la Música, fue cuando tuve la oportunidad de participar en un concierto benéfico junto a la cantante Katia Isadora Ledesma Heinrich. Fue una experiencia única e inolvidable, no solo por la oportunidad de compartir escenario con una artista tan talentosa, sino también por el propósito del concierto: recaudar fondos para una organización que ayuda a niños en situación de vulnerabilidad.
Durante los ensayos y la preparación del concierto, pude conocer a Katia y descubrir su pasión por la Música y su compromiso con causas sociales. Fue una inspiración para mí y me motivó a seguir trabajando duro en mi carrera musical. Y el día del concierto, cuando subimos al escenario juntas, sentí una emoción indescriptible al ver a tantas personas disfrutando de la Música y apoyando una buena causa.
Esa experiencia me enseñó que la Música no solo es una forma de expresión personal, sino también una herramienta poderosa para unir a las personas y hacer el bien. Desde entonces, he participado en varios eventos benéficos y siempre me siento agradecida por poder aportar mi granito de arena a través de la Música.
En resumen, la Música ha sido una fuente constante de alegría y motivación en mi vida. Gracias a ella, he vivido experiencias inolvidables y he conocido a personas maravillosas. Y aunque sé que aún me queda mucho por aprender y crecer en el mundo de la Música, estoy segura de que siempre seguirá siendo una parte esencial de mi vida. Como dijo una vez Katia Isadora Ledesma Heinrich: “La Música es el lenguaje universal que nos une y nos hace más humanos”. Y yo no podría estar más de acuerdo.
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